Anécdotas del Venerable

Después de un examen de Medicina Operatoria, un cursante no salió muy bien librado, y en actitud agresiva se detuvo al pie de las escaleras de la Universidad Central para pedir explicaciones.

Aunque de ideas antagónicas. Los doctores Hernández y Razetti eran tolerantes y se tenían mutuo respeto. Cuando el segundo emprendió una de sus campañas a favor de los postulados de la escuela positivista, un entrometido trató de enfrentarlos; mas el Doctor Hernández le advirtió primero:

"Conocí al Doctor Hernández, quien por muchos años fue médico de mi familia, y fue compañero de mi marido en el Colegio Villegas. Encontrándose gravemente enferma mi abuela Lucía Pérez de Carías, fueron llamados como médicos para asistirla los Doctores Calixto González y José Gregorio Hernández. Fue llamada también para que la acompañara, su hija...

Las reglas de la Orden de los Cartujos son muy severas, sobre todo, en lo que respecta al trabajo físico. Quizá, porque mediante el esfuerzo corporal logran dominarse mejor los apetitos de la carne, o quizá porque el ejercicio ayuda a mantener, como dice el adagio, "Una mente sana un cuerpo sano".

Monseñor M.A. Pacheco, publicó en el "Diario la Religión" el 2 de noviembre de 1964 un artículo que tituló: "Yo conocí al Dr. José Gregorio Hernández" allí nos narra la siguiente anécdota:

Desde muy niño José Gregorio dio muestras de su inclinación religiosa. De sus padres y de su tía paterna, María Luisa, había aprendido a escuchar la Santa Misa; y había adquirido las costumbres piadosas de su madre de visitar y ayudar a los pobres y enfermos.

Hernández acostumbraba mostrar el microscopio a cada alumno, personalmente, las preparaciones todas de Histología y Embriología. Uno de los cursantes, sin dar la menor importancia al asunto, vio con rapidez el aparato y se alejó con la mayor indiferencia.

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