Entronización del Sagrado       Corazón de Jesús

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En la Casa de José Gregorio >>  

En el mes de junio de 1915 se efectuó en el hogar de José Gregorio la Entronización del Sagrado Corazón de Jesús, para la cual convocó a toda la familia y donde hubo mucha asistencia. El acto se realizó en la casa número 3, entre las esquinas de San Andrés y Desbarrancado, en la Pastora en la ciudad de Caracas.

Según el libro "Nuestro tío José Gregorio" de Ernesto Hernández Briceño la Entronización la describe así:

"Como a las cinco horas y treinta minutos de la tarde, arrodillados todos, un religioso Capuchino, después de algunas preces en latín y de haber rezado todos el Credo, en alta voz leyó: "Dígnate visitar, Señor Jesús, en compañía de tu dulce Madre, esta casa, y colma a sus dichosos habitantes de las gracias prometidas a las familias especialmente consagradas a tu Corazón divino.

Tú mismo, ¡oh Salvador del mundo!, con fines de misericordia, solicitaste, en revelación a tu sierva Margarita María, el homenaje solemne de universal amor a tu Corazón, que tanto ha amado a los hombres y que no ha ahorrado nada hasta el extremo de agotarse.

Por ello toda esta familia, acudiendo presurosa a tu llamada, y en desagravio del abandono y de la apostasía de tantas almas, te proclama, ¡oh Corazón Sagrado!, su amable Soberano, y te consagra de manera absoluta las alegrías, los trabajos y las tristezas, el presente y el porvenir de este hogar, de hoy para siempre enteramente tuyo. Bendice, pues, a los presentes; bendice también a los que, por voluntad del Cielo, nos arrebató la muerte; bendice, Jesús a los ausentes; establece en esta tu casa, te lo suplicamos por amor a la Virgen María, establece aquí, ¡oh Corazón amante!, el dominio de tu caridad: infunde en tus miembros tu espíritu de fe, de santidad y de pureza: arrebata para Ti solo estas almas , despegándolas del mundo y de sus locas vanidades; ábreles , Señor, la herida hermosa de tu Corazón piadoso, y como en arca de salud guarda en ella a todos éstos que son tuyos hasta la vida eterna..."Viva siempre amado, bendecido y glorificado entre nosotros el Corazón victorioso de Jesús.- Así sea."

Luego se rezó un Padrenuestro y un Avemaría en recuerdo de los difuntos muy amados y de los ausentes, y seguidamente después de colocar su cuadro del Sagrado Corazón de Jesús en la Sala, toma la palabra José Gregorio y dice la siguiente oración en voz alta:

"Gloria al Sagrado Corazón de Jesús, cuya misericordia ha sido infinita con los siervos felices de este hogar, al escogerlo entre millares, como herencia de amor y santuario de reparación por la ingratitud humana. ¡Con cuanta confusión, Señor Jesús, esta porción de tu rebaño fiel acepta el honor insigne de verte presidir nuestra familia; cómo te adora en silencio y se regocija al verte compartir bajo el mismo techo las fatigas, los afanes y también los castos goces de estos hijos tuyos! ¡Ah!, no somos dignos, es verdad, que Tú entres en esta humilde morada, pero Tú has dicho ya unas palabras reveladoras tu Corazón Santísimo, y nuestras almas han sentido sed de Ti, y han hallado las aguas vivas, que saltan hasta la Vida eterna, en tu Costado herido, ¡oh buen Jesús! Por eso, contritos venimos a entregarnos a Ti, que eres la Vida inmutable. Permanece entre nosotros, ¡oh Corazón sacrosanto!. Pues sentimos ansias supremas de amarte. Y hacerte amar, y Tú eres la razón ardiente que ha de abrazar al mundo para regenerarlo. ¡Ah, sí! que esta casa sea tu refugio, tan dulce como el de Betania, donde encontraste solaz en las almas amigas que han escogido la mejor parte en la intimidad venturosa de tu Corazón; sea éste, Salvador amado, el asilo pobre pero cariñoso del Egipto en el destierro de tus enemigos. 'Ven, Señor Jesús, ven..., pues en esta casa, como en Nazaret, se quiere con entrañable amor a la Virgen María, a esa Madre tan tierna que Tú mismo nos diste: ven a llenar con Tu presencia deliciosa los vacíos que la muerte y la desgracia han dejado entre nosotros... ¡Ah! Si Tú, el Amigo fidelísimo, hubieras estado en nuestras horas de duelo, ¡cómo se hubieran endulzado tantas lágrimas y cuánto bálsamo de paz hubiéramos sentido en aquellas heridas secretas que solo Tú conoces...! ¡Ven! ..., porque se acerca tal vez para nosotros la tarde angustiosa de nuevos pesares, y declina el día fugaz de nuestra juventud y de nuestras ilusiones; quédate con nosotros, porque ya anochece, y el mundo perverso quiere envolvernos en las tinieblas de sus negaciones y nosotros te queremos a Ti, porque sólo Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida Eterna Jesús, como en tiempo antiguo: "Es preciso que desde hoy me deis hospedaje en vuestra casa". Sí, Señor, establece aquí tu tabernáculo, a cuya sombra vivimos de tu compañía, nosotros que te proclamamos nuestro Rey, porque no queremos que otro reine sino sólo Tú, ¡Viva siempre amado, bendecido y glorificado en este hogar el Corazón triunfante de Jesús: ven a nos tu Reino! Amén".

Después se rezó la Salve y se dijeron las siguientes jaculatorias:

"Divino Corazón de Jesús: ten piedad de nosotros" (tres veces).

"Corazón Inmaculado de María: ruega por nosotros."

Y el sacerdote impartió la bendición en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.

José Gregorio Hernández, expone en esta plegaria los sublimes sentimientos y sólida fe que anidan en su alma, así, pudo realizar esta oración con tanto amor que conmueve a todo corazón humano. Sería de gran provecho poner en práctica la Entronización del Sagrado Corazón de Jesús en nuestros hogares; tal como lo hizo José Gregorio en su época.

 


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