<<Jesús también es Cartujo>>
Las reglas de la Orden de los Cartujos son muy severas, sobre todo, en lo que respecta al trabajo físico. Quizá, porque mediante el esfuerzo corporal logran dominarse mejor los apetitos de la carne, o quizá porque el ejercicio ayuda a mantener, como dice el adagio, "Una mente sana un cuerpo sano".

Capilla de la Cartuja de la Farneta de Lucca
Durante sus meses de novicio en la Cartuja de Farnetta, José Gregorio trataba de cumplir cabalmente con las disposiciones de la orden de San Bruno, pero las disciplinas corporales resultaban demasiado fuertes para su constitución física, que nunca había sido muy saludable ni robusta.
Por esa razón, cuando se sentía abrumado por la fatiga y por el temor de no poder cumplir con los requisitos para ordenarse como fraile, José Gregorio se iba a la Iglesia de la cartuja a meditar, a pedir fuerzas, y a hacer compañía a Jesús Sacramentado, porque le parecía que durante esas horas de trabajo se quedaba muy solo.
En una ocasión, el Maestro de los Novicios de la Cartuja notó la ausencia de José Gregorio del patiecito donde debía encontrarse cortando leña. Advertido de las costumbres piadosas de Fray Marcelo (como le llamaron en sus días de novicio), se dirigió a la iglesia del convento, donde efectivamente lo encontró orando.
José Gregorio disculpó su ausencia del trabajo diciendo que le parecía que Jesús se quedaba muy solo en esas horas de labor; pero el Maestro de Novicios le respondió con amabilidad:
-"Aquí
Jesús es también cartujo, y alguna vez tiene que estar solo. Jesús es el primer
solitario. ¡Vamos, vamos. A trabajar Fray Marcelo!"
Fuente:
Natalio
Domínguez Rivera "Biografía del Doctor
José Gregorio Hernández" 1983
Alfredo Gómez Bolívar